ATRIBUCIONES DE IMAGINERÍA RELIGIOSA ESTEPEÑA EN EL SIGLO XVIII.
Siglo XVIII.
Con el imaginero Diego Roldán
Serrallonga (1693?-1760) se relacionan la Virgen del Valle titular de la
hermandad de los Estudiantes en la Iglesia de San Sebastián, y la imagen de María
Magdalena perteneciente a la hermandad del Calvario y ubicada en la iglesia
conventual franciscana.
La magnífica producción escultórica ostipense del
imaginero vallisoletano Luis Salvador Carmona (1708-1767) es conocida,
pero venimos a vincular con el escultor cortesano y su taller
otras imágenes devocionales como la talla del Dulce Nombre de Jesús titular de
la hermandad del “Niño Perdío”, la Inmaculada Concepción perteneciente a la
archicofradía de Paz y Caridad, ambas veneradas en la Iglesia de los Remedios,
y el busto de la Virgen de los Dolores de la clausura del Convento
de Santa Clara. También se podrían vincular con talleres granadinos y sobre todo antequeranos.
La Virgen de los Dolores de la cofradía de San Pedro se
venera en la capilla del mismo nombre en la Iglesia de la Asunción es una obra
de candelero de la segunda mitad del siglo XVIII pero influida por Francisco Berlanga de Ávila.
Al citado imaginero antequerano Diego José
Márquez y Vega (1724-1791) se vinculan documentalmente el Cristo de la Humildad
y Paciencia (1772) de la Iglesia de los Remedios, la Virgen del Mayor Dolor
(1787) de la Iglesia del Carmen, la Virgen del Rosario (hacia 1782) de la
Iglesia de San Sebastián, los medallones de la vida de la Virgen (hacia 1762) y
las esculturas (1777) del camarín de la Iglesia de los Remedios, y la Virgen de
las Angustias de la Ermita de Santa Ana, aunque esta Piedad también se
relaciona con la estética de José de Medina (1709-1783).
Entre las numerosas
obras devocionales que podemos atribuir al prolífico Diego Márquez destacan el
Cristo del Amor de la hermandad de los Estudiantes custodiada en la Iglesia de
San Sebastián, el Cristo de la Sangre y el conjunto del Calvario al que
pertenece en la Iglesia del Carmen, y el singular Cristo de las Penas titular
de la hermandad de San Pedro pero venerado en el citado templo carmelitano.
Otras interesantes esculturas religiosas que asociamos
con la producción del antequerano Diego Márquez son la imagen de San Blas, el
grupo de la Santísima Trinidad, el beato Gaspar Bono, el Cristo del Altar, la
imaginería del retablo de la capilla de los Estudiantes, las tallas de San Pedro
y San Pablo del retablo mayor, y los ángeles lampadarios de la capilla de Jesús
Nazareno y del presbiterio, todas ellas pertenecientes a la Iglesia de San
Sebastián. En la Iglesia de la Asunción se relacionan con el antequerano la imaginería
del retablo de San Pedro junto con los ángeles de la capilla, y el Niño
pasionario. La iglesia conventual franciscana conserva un tríptico de la Piedad
y los medallones de la sillería de coro, así como la imaginería de los retablos
de San Antonio y San Francisco de Asís. En la iglesia conventual de las
Hermanas de la Cruz le atribuimos a Márquez los ángeles lampadarios. Y las imágenes
de San Miguel y San Antonio de las iglesias del Carmen (tabernáculos), la Asunción
y los Remedios. En la sacristía de este último templo también encontramos un
crucificado del antequerano.
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